Unas super ratas que viven sin aire, ni dolor, ni cáncer

Unas super ratas africanas que sobreviven sin aire y viven casi sin dolor, ni cáncer…

LA DELGADA LÍNEA ENTRE LA RATA TOPO DESNUDA Y LAS PLANTAS

Las ratas topo desnudas  (Heterocephalus glaber) son pequeños roedores subterráneos que habitan principalmente en EtiopíaKenia y Somalia y cuya característica visible más señalada es la carencia de pelo que les aporta un extraño aspecto. Son animales de sangre fría que viven décadas más que otros roedores, rara vez tienen cáncer (son resistentes a presentar cáncer espontáneo y tumorigénesis inducida experimentalmente) y no sienten muchos tipos de dolor (es el único animal el cual en su piel y fibras C cutáneas posee una deficiencia del neuropéptido conocido como sustancia P, haciendo que estos animales sean insensibles a determinados tipos de dolor).

Una de sus características más destacada hasta el momento es que la rata topo lampiña, es una de las dos únicas especies de mamíferos eusociales conocidas, es decir que posee una casta especializada únicamente en la reproducción, siendo estériles el resto de los individuos de la colonia, como ocurre con algunos insectos sociales tales como las hormigastermitas y abejas.

Y decimos que es su característica más destacada hasta el momento porque recientemente, investigadores de la estadounidense Universidad de Illinois, han desvelado que estos curiosos y sorprendentes animales pueden vivir sin oxígeno ya que sus células cerebrales comienzan a metabolizar la fructosa, mediante vías metabólicas que se pensaba que sólo usaban las plantas.

Si metiésemos a una rata topo desnuda y a otro mamífero cualquiera, por ejemplo un humano, en una habitación sin oxígeno, el humano al cabo de un tiempo moriría porque sus células cerebrales se quedan sin energía al no tener oxígeno. Pero la rata topo desnuda reduciría su movimiento, su pulso y su ritmo respiratorio para conservar la energía y su cerebro empezaría a obtener energía de la fructosa. La rata topo desnuda liberaría grandes cantidades de fructosa a la sangre y la transportaría al cerebro mediante bombas moleculares que en el resto de mamíferos se encuentran sólo en el intestino. De este modo utilizaría la fructosa hasta un mínimo de cinco horas hasta que el oxígeno estuviese disponible de nuevo.

Este descubrimiento podría llevar a tratamientos para los pacientes que sufren crisis de privación de oxígeno, como en los ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

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