Lo que conocemos como el reloj biológico es un grupo oscilante de células localizadas en una porción del cerebro, denominada hipotálamo; siendo esta parte del organismo la que regula todas las funciones biológicas humanas como la función inmune, el metabolismo, la presión sanguínea, los procesos menstruales, la memoria, la temperatura corporal, los ritmos de sueño, la digestión; entre otras.
Sin embargo, el concepto de ritmo biológico aparece en el siglo XVIII, pero es en 1960 cuando se sientan las bases de la cronobiología como ciencia; que corresponde a una disciplina de la fisiología que estudia los ritmos biológicos y cómo éstos actúan en los seres vivos.
La cronobiología ha buscado explicar algunas alteraciones o algunos tipos de depresión provocadas por los cambios en los ciclos naturales del cuerpo.
Es que muy poco se sabe que el reloj biológico es el que regula nuestro organismo; el cuerpo debe seguir el ritmo fundamental controlado por relojes genéticos internos, por ello, los profesionales de la medicina están empezando a reconocer que se debe elegir el “momento correcto” para administrar un tratamiento, terapia o para entrenarse, ya que ello puede indicar una diferencia positiva y efectiva. Sin duda, el “momento correcto” es el principio fundamental de la cronobiología, la cual está siendo muy usada para los estudios de genética, ecología, endrocrinología, medicina del deporte y psicología.
La cronobiología transforma las acciones internas de los órganos de una forma única y característica; algunos relojes biológicos marcan el tiempo más lento y otros lo aceleran. Los órganos desarrollan ritmos independientes y pueden empezar a manifestar los primeros trastornos o enfermedades.
Los relojes biológicos están los órganos, como en el cerebro, los riñones, el hígado, el páncreas, etc; que sirven para orquestar y armonizar el conjunto de los ritmos biológicos; a su vez, están conectados y sincronizados permanentemente al medio ambiente. Los ritmos cronobiológicos pueden funcionar las 24 horas, 28 días, 3 meses o incluso a los ritmos climatéricos que duran entre 7 y 9 años.
Si aprendemos a controlar, manejar y convertir en aliados los relojes biológicos del organismo, podemos mejorar y mantener la salud.
Esther R.